Comenzó a andar, pasito a pasito dejando sus huellas en la nieve que iba quedando atrás pisando cada vez mas fuerte por miedo a que se borraran y no las contemplase el siguiente en pasar.
Había emprendido el camino en busca de una nueva, no creía que encontrase jamás una que superase a la suya pero tenía que buscar.
Durante su vida había conocido a muchas: dulces, amargas, frías, algunas que se creían tan maduras como para tirarse del árbol cuando aun estaban verdes. Algunas sabrosas, otras empalagosas...
Después de ese largo camino volvió a su hogar dispuesto al reencuentro. Fue entonces cuando lleno de experiencia la vio, la vio por primera vez, la vio como realmente era y no como el quería creer, al fin y al cabo no era diferente al resto de las frutas.
¡Esto es precioso Mery!
ResponderEliminarBonito!!
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