Toda decisión tiene sus consecuencias. Hace más de dos meses que decidí que la vida que llevaba se tenía que acabar, el cambio era necesario. Ahora me despido de ti, Santiago, adiós a tu catedral que tan pocas veces fui a visitar sin ser por la noche. Adiós a tus discotecas garage en las que no podías respirar pero a las que acababas cogiendo cariño, adiós a la Plaza roja con sus terrazas, a las grandes compras en el Carrefour, adiós a la cama que me daba más dolores de espalda que otra cosa.
Se que echaré de menos muchas cosas pero espero que el cambio sea para mejor y volver de visita cuantas veces pueda.
Hola de nuevo Lugo, hogar ¿dulce? hogar...