Así me describieron...

Pongamos que hablo de una mujer a veces reticente, que puede aparentar fría, de hecho porque a veces analiza las cosas con su ojo clínico, teniendo una visión muy particular de las cosas, pero para ella fundamentada y casi inquebrantable. Una aparente frialdad rota por momentos de espontaneidad en los que muestra esa visión como buenamente puede.
Pongamos que hablo de una mujer que mira al mundo y ve que puede sacar de él, del mundo y de los que la rodean. Con unas convicciones fijas y unas ideas claras de lo que para ella deberían ser las cosas. Alguien que se siente defraudada de verdad cuando no es como debería ser, alguien que confía a regañadientes, mitad abierta a las cosas pero mitad cerrada a su mundo particular intocable.
Pongamos que hablo de una mujer que busca cosas concretas, que desecha las ideas cuando no le sirven, que sabe lo que quiere aunque a veces no lo comprenda.
Pongamos que hablo de María.