La soledad de los números primos

Hace unos meses estaba mirando la revista de Círculo de Lectores porque tenía que hacer un pedido si o también. Mirando y mirando me fijé en un chico que salía en una foto (muy guapo en esa foto todo hay que decirlo) y decidí leer la sinopsis del libro que había escrito.

Ahí fue cuando decidí que pediría El secreto de los números primos.

Empecé a leerlo queriendo leer solamente 20 minutos (tengo la extraña manía de leer algo, aunque sean dos páginas, antes de irme a dormir). Pues los 20 minutos se convirtieron en el tiempo que me llevo leer medio libro. Quería seguir, quería acabarlo, pero decidí parar y darme el placer de disfrutarlo durante más tiempo. Solo pude estirarlo tres días aunque me hubiese gustado que fuese más.

Para mi, es simplemente perfecto. Desde el principio hasta el final. Puede que hay cosas que te gustaría que fueran de otra manera, pero tienen que ser como son, cualquier otra cosa estaría fuera de lugar.

Gracias Paolo Giordano por hacerme volver a sentir la pasión de leer sin parar.

Los números primos sólo son exactamente divisibles por 1 y por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre otros dos números, aunque ellos más separados entre sí. Son números solitarios,sospechosos, y por eso encantaban a Mattia, que unas veces pensaba que figuraban en esa serie por error, como perlas ensertadas en un collar, y otras veces que también ellos querían ser como los demás, números normales y corrientes, y que por alguna razón no podían. Esto último lo pensaba sobre todo por la noche, en ese estado previo al sueño en el que la mente produce mil imágenes caóticas y es demasiado débil para engañarse a sí misma.